domingo, 29 de mayo de 2022

Cuento n°3

 

Cuento n°3

(trigger warning: síndrome del solipsismo)

 

Ese día, al despertar, llegue a una verdad que definiría como viviría el resto de mi vida. Llegue a ella mediante un razonamiento lógico, tan lógico en sus premisas y conclusiones como que 2+2=4; Es imposible que el lenguaje le pueda hacer justicia, soy incapaz de poner en palabras cual es el razonamiento, y porque que yo sea la única consciencia en el universo fue la conclusión (una de sus premisas es la propia “intransferibilidad” del argumento, pero no puedo explicar cómo se relaciona con las demás premisas ni cuales son). Aunque no sea capaz de exponer el argumento no importaría si pudiera, después de todo el único capaz de poder genuinamente entender un argumento soy yo. Y esta es la verdad que concluí con ese razonamiento inefable aquel día; los demás solo fingen comprender, pero aquello es solo una ficción, son pedazos de carne que leen estímulos y responden buscando la respuesta que más pueda demostrar su falsa humanidad. No se realmente de donde llegue a este razonamiento, si fue algo que logre razonar de cero o si fue un golpe de realidad que me llego desde otro plano permitiéndome entenderlo de un momento a otro. No me sorprende que todas esas máquinas que se proclaman humanas no hayan llegado todavía a lo contradictorio de una multiplicidad de mentes en un universo porque para llegar a esta verdad se necesita tener una mente. Tal vez este razonamiento es inherente a la conciencia; aquel día adquirí conciencia y el resto de mis días no fui diferente al resto de la humanidad, incluso es posible que el llegar a ese razonamiento me elevo a un ser consciente, a una mente y no solo un cuerpo. Si estas leyendo esto y realmente comprendiendo, si lo que digo existe dentro de tu mente porque tu mente es una verdad y no una ficción. Entonces felicidades, sos la única mente dentro de tu universo (mi razonamiento lógico solo era capaz de demostrar que solo hay una mente en este universo, pero no quitaba la posibilidad de mentes en otros universos u otras mentes futuras una vez que me muera). Además de felicitarte me apiado de tu alma, porque si logras llegar a aquella verdad al igual que yo entonces estas condenado. No te culpo si vivís tu vida en total ignorancia interactuando con los demás como si fueran igual a vos, pensando que lo que escribo no son más que los pensamientos de un esquizofrénico; es la mejor forma en la que podrías vivir. Lamentablemente esa salvación no está disponible para mí.

A pesar de conocer esta verdad maldita del universo, viví muchos años después de eso sin reconocerla, sin pensar en ella. Evadiéndola, corriendo cada vez que me quedara solo y mi pensamiento naturalmente volviera a ese horrible razonamiento. Por estos años, tuve amigos y mientras hablaba con ellos, entraba dentro de su ficción, que su mente era real y ellos estaban experimentando cosas, que tenían sentimientos y pensamientos y lo que decían no eran únicamente palabras sin ningún significado real. Nunca le explique mis dudas a nadie de mis amigos porque sabía cómo iban a reaccionar “¿Crees que no soy real? Después de todos esos años de amistad pensás que todo lo que te digo no es más que una ficción” Hubieran fingido estar heridos, pero ni siquiera hubieran entretenido la posibilidad de lo que digo es verdad, lo hubieran evadido y me hubieran vuelto a intentar meter en su red de mentiras. Tampoco es que me importase que ellos supieran o no la razón de mi comportamiento en los años subsecuentes. De hecho, el único que puede importarme sos vos. Si estas leyendo esto y realmente lo comprendes, entonces sos la única persona que me podría llegar a importar que lea esto. Rezo al escribir estas palabras que te lleguen, porque eso significa que lo que hice en mi vida tuvo un efecto real en otra alma. No solo di vueltas sobre mi cabeza actuando sin ninguna consecuencia real, como un hombre que escribe toda su vida palabras en la arena, destinadas a ser borradas por las olas. Sino que otra alma además de mi me interpreto y me logro entender; otra mente que crea valor y que creo valor en mí, ya sea positivo o negativo.

Mi actuar sobre la verdad no llego si no mucho después, hablando con otra persona que tenía cerebro pero que no tenía mente (como el resto de la humanidad exceptuándome). Era una mujer, estábamos hablando por horas e igual que había hecho está el momento, compre su ficción. Entretuve en mi cabeza su consciencia. Pero no más, en un punto ya llegué a mi limite. Todo lo que escuche de ella en ese punto eran significantes sin significado, como caracteres al azar escritos en una hoja y que solo tienen sentido por una casualidad; y yo estaba ahí, leyendo cada carácter y dándole un significado que solo existía en mi cabeza y que solo podía existir en mi cabeza, como los personajes de la biblioteca de babel eternamente atrapados buscado significado en caracteres escritos al azar. La gota que colmó el vaso fue cuando ella dijo que estaba triste. Yo sabía que no podías estar triste, que no tenías emociones, que no tenías opiniones sobre el mundo, y que no podías tenerlos, y sin que te importe, me estabas mintiendo a la cara. Y, aun así, seguía a pesar de saber la mentira de tu consciencia, tratándote como un sujeto, culpándote y enojándome contigo por mentirme como si a otro hombre igual a mí se refiere. Sali caminando de esa conversación, lejos de ella. Ella se veía confundida (y repito SE VEIA). En cualquier otro momento hubiera sentido culpa de irme de una conversación con alguien así, pero en ese momento no me importo, y no me va a importar ninguna otra persona desde ese momento.

Esa experiencia y esa mujer fueron un choque de realidad para mí, desde ese momento enfrente la verdad que había evadido todo este tiempo. Me encontraba en un universo en extensión infinito y en tiempo eterno, superficialmente lleno de cosas, pero profundamente vacío, que solo existe para servirme como huésped (o más bien, como preso). Me sentía solo. Espero ser la última alma que resida este universo para dejar que desaparezca junto a la oscuridad en su eterna soledad interrumpida temporalmente por mi visita. Cada vez que hablaba con otra persona además de mí mismo sentía nauseas, todas las relaciones sociales las evitaba porque no soportaba estar con alguien y pensar constantemente que no hay nadie ahí, en el momento que lo hacía todo lo que podían llegar a decir era ruido. Eso me llevo a aislarme de todos, me encerré en mi habitación y evité cualquier contacto humano viviendo de mi vieja. El arte también me daba nauseas. Al leer arte se presupone que los personajes son solo eso, creaciones, sin agencia real, no son diferentes de las “personas” que me rodean; sin embargo, eso no importa en el arte, el arte te permite vivir a esos personajes como personas abrazando la idea de su ficcionalidad, pero siempre subordinado a un intelecto (su autor); un dibujo es solo pinceladas en un papel, un libro solo letras en una hoja, una música solo son notas consecutivas. Sin embargo, con un artista eso se eleva, se asume un universo que existe detrás de todo eso en la mente del artista lo cual el arte describe, por ejemplo, estas palabras no tendrían sentido si no estuvieran describiendo las vivencias de alguien, ya sean ficticias o reales, se asume el universo en el que vivo que las palabras describen. Pero mi nueva perspectiva de vida me hacía darme cuenta que aquel universo ficcional no existe para empezar. Por más que los personajes sean ficción, eso no me importaría si los sentimientos que esos personajes tienen estarían ordenados por una inteligencia, si el propósito que tienen en la ficción hubiera sido maquinado por alguien para que me hagan sentir algo porque a él le hizo sentir lo mismo, pero no, es solo ruido.

En ese entonces empecé a crear yo el arte, me encerré y cree el arte que yo quisiera. No lo llamaría arte particularmente bueno, pero si el único en este mundo que fuera genuino y no otra maquinación. En ese momento también empecé a usar a los demás, independientemente de su mente o falta de la misma, otros humanos podrían darme conocimientos que no existía en mí. Y use ese conocimiento para forjar técnica para mi arte. Eso mismo me llevo a la filosofía, empecé a leer filósofos, por más que fueran no mentes igual que el resto; ellos hablaban de una verdad que existía independiente a su existencia, y eso es lo que me atrajo. Mientras más lógica y modal la filosofía y más extrapolada de la “personalidad” que la escribió, más me interesaba. La búsqueda de la verdad por encima de la experiencia humana me ayudo también a poder reforzar el razonamiento que me llego a concluir que soy la única mente en la tierra, ya que parecía cada vez más lógico e inevitable. También leí mucho a escritores solipsistas, ellos fingían estar en una situación similar a la mía y eso me permitía identificarme con su pensamiento (aunque viera el error en sus razonamientos al no darse cuenta que no eran el centro del mundo, sino una marioneta en mi mundo). Lo que la filosofía me ofrecía, esa aceptación del conocimiento que está por encima de las verdades emocionales que los humanos no podían darme, fue algo que me acerco más a la posibilidad de poder relacionarme con los demás, me acostumbro a ver personas además mí mismo y vivir de lo que me podían decir (decir mas no pensar), independientemente de su veracidad como una mente. A pesar de esto nunca pude volver a tener una conversación con “otro”, y créanme cuando se los digo que lo intente. Pero siempre la conversación se volvía ruido de un momento a otro, y no había nada que podía hacer para evitarlo. Incluso las palabras de aquellos amigos que tenía desde hace años antes de llegar a esta verdad se volvían ruido eventualmente. Al leer filosofía, todos esos razonamientos tan complejos creados por cuerpos sin mente, aquello me abrió los ojos a lo que en otro momento habría dado por sentado. Y es que me impresiona la complejidad que mis ojos observan el día a día ¿Cómo puede ser que exista esta cultura tan compleja en un mundo carente de intelecto? ¿Quién fue el causante de toda esta disposición tan ordenada? ¿Nació de forma espontánea? ¿Seré yo la causa, solo que ese recuerdo desapareció de mi mente? Tal vez fue la primera causa de la que hablaba el Aquinate, que causo el mundo en el que habito anterior a mi existencia, y desapareció en un momento entre el comienzo del universo y mi concepción. O tal vez todo este orden es solo una ilusión de mi mente, dándole significado a lo que de otra forma sería una sucesión azarosa, orden a lo que en esencia es caos. Aquel orden espontaneo produjo este lenguaje que uso para entenderme a mí y al mundo que me rodea. Estoy condenado a usar las reglas que existen antes de mi nacimiento, creadas en este mundo del que me siento forastero por personas con las que no simpatizo ni puedo simpatizar (por su propiedad de no persona), y no puedo salir, la influencia del universo espontaneo y su cultura ya está demasiado dentro de mi subconsciente. Podría crear otro lenguaje, pero además de ser terrible ejercicio inútil, solo mostraría la enorme influencia del mundo en mí. Lo que crearía seria otra variación de los idiomas que conozco, si el mundo me transformo al punto de modificar como pienso, no podría evitar su influencia en un nuevo lenguaje. Haga lo que haga, no puedo separarme de lo que viví y crear algo nuevo desde cero.

Eventualmente me di cuenta que yo era el único creador activo del mundo que habitaba. Yo me volví el Dios del mundo al ser el único capaz de darle valor a las cosas y un sentido además de su propia materialidad; antes de mi existencia solo existían montañas, pero una vez que las observaba existía la posibilidad de crear un paisaje. Todo lo que no he visto del mundo se mantiene en un estado ininteligible en el que nunca va a poder ser experimentado por nadie, mientras tanto aquellas cosas que experimento se transforman a mi impresión. Intenten imaginar una roca que nadie nunca vio, es imposible porque con lo único que podemos conectar es con otras perspectivas humanas. Aquella roca es ininteligible sin el color y la forma dada por la mente, fuera de eso ¿Quién sabe las propiedades de esa roca? Por sus propios méritos la roca no tiene ninguna propiedad, es solo materia. Solo empieza a tener propiedades cuando un humano se las da, si experimento esa roca como gris, lo es, y si experimento esa roca como fea, estará condenada a serlo. No hay discusión ni la puede haber, soy el juez definitivo de lo que existe en el mundo y si decido que esta roca es fea, lo es. No hay nadie que pueda decir lo contrario de forma genuina; lo único que queda de la roca es su horrible impresión en mi mente y es lo único que podrá producir (otras opiniones de otras personas no son impresiones genuinas, son únicamente otros elementos que puedo experimentar e imponer mí impresión sobre ellos; de la misma forma que hago con la roca). Todas las cosas por tanto giran alrededor mío a mi experiencia. Lo mismo con la moralidad de las acciones, si yo digo que una cosa es inmoral, esa cosa lo es. No existe un subjetivismo y otras opiniones que tengan el mismo rango de valor que la mía y que me puedan discutir (desde la nueva perspectiva, es imposible diferenciar entre propiedades objetivas y subjetivas, como era posible en el mundo incoherente en donde hay una multiplicidad de consciencias). Lo único que existe en el universo es mi consciencia, lo único que existe de la roca es que es fea y lo único que existe de esa acción es que es moral. Si mis acciones en este mundo no pueden afectar a nadie más que a mi entonces no veo porque debería ver como inmoral a aquellas acciones que “afecten” a un “otro”; y por eso, decido de forma unánime sin discusión posible que lo único inmoral es aquello que me daña y lo único moral es aquello que encuentre conveniente y cómodo.

Ese pensamiento me volvió alguien que en otro momento hubiera llamado despreciable. Los demás se volvieron para mí simples objetos que usar y abusar como me convenia en el momento para poder vivir de la forma más cómoda posible. Vivía de robar y de aprovecharme de mi circulo para poder llegar a la comodidad que buscaba. Esto me llevo a ver personas, tanto desconocidos como conocidos, llorar delante de mí por cosas que eran enteramente mi culpa, y mis instintos biológicos me decían que lo que hacía estaba mal, me hacían empatizar con esas personas a pesar de que no tenían consciencia con la que empatizar. Dos verdades excluyentes existían en mi mente en esos momentos, la razón lógica de que no hay nada que empatizar porque no hay nadie que existe además de mí, y la razón emocional que me hacía poner en la situación apócrifa de aquellas personas. Y no había nada que podía hacer para que esa irracionalidad que existía en mis instintos como un axioma dejara de funcionar, al menos no del todo. Mientras más robaba, más me aprovechada de los demás, más “malvado” me volvía (acusarme de malvado por eso es un error conceptual, por lo que ya expliqué) la irracionalidad se callaba cada vez más y me permitía actuar como yo quería sin impedimento alguno, sin culpa ni remordimiento. Mi cerebro se acostumbró a lo que hacía y respondió como tal, en definitiva, logre dominar mi cerebro y vivir como mi mente racional me indicaba sin rechazo.

Sin embargo, aquella comodidad no significaba nada, viví de la forma más cómoda posible por unos años, pero eso nunca me dio ningún resultado. La no existencia de otras mentes en este universo me tenía en un jaque del cual no podía salir, y es que todo lo que pudiera hacer carecía de efecto real. Lo único que puede darles valor a las cosas es una mente, y sin otra mente que le de valor a mis acciones, yo mismo no tenía valor, era como un árbol que se caía en un bosque y nadie escuchaba, todo lo que podía hacer carecía de sentido porque nunca podría tocar lo importante; a otro ser humano. Envidio a aquellas “personas” alrededor mío al ser capaces de afectar una mente (mi mente) en vez de estar atrapados en esta vida vacía. Intentaba hacer desaparecer ese sentimiento con todo lo que podía, llene mi vida de cosas, de alcohol, de drogas, de proyectos, pero nunca nada de eso toco a otro ser humano. Y siempre que estaba solo, ese pensamiento me golpeaba. Sin otra mente que exista, era solo yo en un universo infinito lleno de materia que podía organizar de infinitud de maneras pero que solo existía en mí.

Tomé una escopeta y salí a las calles a matar. Veía esos cuerpos dando vueltas y les disparaba, reducía a mis víctimas a un cadáver acostado en la calle. En esos momentos, podía olvidarme de la ficción de los demás, la visceralidad de su muerte me hacía sentir como si ellos fueran reales, como si podría ponerme en sus zapatos y sentir lo que ellos estaban sintiendo, como si fueran un otro, y en este momento ese otro era un objetivo para mí, algo a lo que disparar y matar. La adrenalina que sentí en ese momento, la empatía que pude crear con mis víctimas, no me sentía así de feliz desde antes de haberme dado cuenta de la verdad. La sangre de los cadáveres cubriendo las calles me satisfizo más que cualquier otra cosa que pude haber sentido todos estos años, y sin embargo, al empezar eso sabía en que iba a terminar y era algo que había aceptado, mis últimos momentos estaba disparando a policías mientras me fusilaban y fui feliz de que esos sean mis últimos momentos. Un disparo me llego en el pecho y me hizo caer al piso, acostado muriendo con un agujero en mi torso reflexione toda mi vida y todos los momentos que me llevaron a el ahora. También me pregunte que sería del universo una vez que yo me fuera ¿Volverá otra consciencia experimentarla? ¿O se volverá un universo vacío que nadie nunca además de mí pueda experimentar? Un universo con un mundo tan complejo como el planeta tierra, con gente que uno juraría tiene consciencia, pero una complejidad al final y al acabo inútil porque no tiene nadie a la que pueda sorprender. Como un proceso físico increíble tan pequeño que nadie nunca observa, o un meteorito tan alejado que nadie nunca mira en el cielo. Si es así, va a ser un universo realmente solitario, y eso me entristece un poco. Un mundo en el que solo podría haber montañas, más ningún paisaje.

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