domingo, 29 de mayo de 2022

Cuento n°2

 

Cuento n°2

30 de enero de 2022. Muero joven, a causa de un acontecimiento sobre el cual no tengo control. De un segundo al siguiente toda mi vida desaparece por culpa de un evento tan arbitrario como podría serlo cualquier otro.

31 de enero de 2022. Renazco. Para el segundo día vuelvo a mi forma. Me veo en el espejo y vuelvo a ver mi cuerpo. Sin embargo; nadie además de mí mismo es capaz de verme. Grito y nadie me escucha. Estoy condenado a ser un espectador de vidas ajenas de las cuales no tengo ninguna agencia. Observo a mi familia, como recibieron la noticia. Mi corazón llora por no poder hablarles y decirles que estoy junto a ellos. Todos asumen que me fui, pero yo sigo ahí. Lucia, mi (ex)novia llora toda la noche, pero no puedo hacer nada para ayudarla. Me siento culpable por hacerle sentir así. Me siento culpable por pensar que nunca se va a recuperar.

22 de febrero de 2022. Todo sigue su curso. Las lágrimas fueron secadas. Me doy cuenta que la vida sin interacción es increíblemente aburrida. Espero en salas de cine para ver cada película que está en taquilla para matar el tiempo. Para la vigésima película me interesan más los espectadores que el espectáculo. Cada una de sus pequeñas vidas y como llegaron hasta me resultan fascinantes. Cada humano tan diferente al anterior y con una perspectiva tan única.

16 de marzo de 2022. Todas las películas me aburren, todas siguen el mismo patrón. No hay nada que ellas me pueden ofrecer ante la superioridad indiscutible de la vida real. A este punto ya no me interesa el retrato de la vida, solo la vida misma. Me apego a personas y las observo desde lejos, conozco sus dramas, su personalidad, sus gustos, quienes son. Me resultan fascinantes. Son las 4 de la mañana y busco entre la ciudad gente que me interese, encuentro 3 personas hablando, la conversación me cautiva profundamente. Me siento incluido sobre lo que hablan, por esos segundos dejo de sentirme solo. A las 2 horas la conversación se vuelve circular. Me muevo a la casa de al lado con un artista creando una pieza de arte. Observo atentamente cada paso del proceso. Me sorprende el cómo el humano es capaz de crear tanto desde nada. Desde ese momento cada vez que observo un artista me quedo pegado en su creación.

2 de julio de 2022. Sebastián. Vive en un pequeño pueblo. Desde siempre tuvo grandes pretensiones, pero la vida adulta destrozo sistemáticamente cada una. Paso de jurar escapar de la ciudad que lo oprimía, a conformarse viviendo en la casa de sus padres una vez ellos murieron. Escribe sus pensamientos como hobbie. Soy el único además de el que los leyó.

Videl. Su trabajo es todo para él. Se despierta y se duerme todos los días a la misma hora, cada actividad realizada esta planeada desde antes en su rutina, junto a su principio y su final. Mucha gente rechazaría esta vida, sin embargo, el la disfruta. Al contrario de su estilo de vida, su trabajo es arriesgado. Implica subidas y bajadas, y por eso mismo él lo eligió. No hay mayor felicidad que el que el siente cuando una apuesta le sale bien y no hay mayor tensión que el momento antes de dar vuelta la carta. Festejo sus victorias junto a él y lamento sus derrotas.

Daniel. Un artista famoso cuya fama lo a dejado en una terrible depresión. Cientos de miles de personas alabando sus obras y él no les encuentra el gusto. Crea por inercia y no por inspiración desde hace años. Su fama la utiliza para poder vivir una vida hedonista en donde puede disfrutar los placeres carnales de la vida sin preocupación alguna. Sin embargo, decidió crear una obra genuina por una vez en su vida. Observe cada paso del proceso. Vi su obra caer y resurgir cientos de veces.

30 de octubre de 2022. Lucia encontró otro hombre. En algún momento de mi vida esto me hubiera deprimido, pero ya no más. Viví con ella momentos de tristeza y depresión por mi culpa, y sé que si logro buscar otro hombre es porque supo dejarme atrás, y eso me hace feliz. Su nuevo novio es inteligente y lindo (espero que más de lo que yo pude ser), se llama Matías Conti. Me quedo toda la noche viendo como conversan. Lucia parece haber sanado ya, me hace acordar a los primeros días cuando la conocí.

31 de octubre de 2022. La conversación informal pasa a sexo, me quedo observando. De vuelta, me hace acordar a una Lucia pasada que temí había muerto. Comprendí su experiencia como mía. Al momento de verlos consumando el acto sexual pude entenderlos y entender lo que ambos sentían el uno por el otro. Como una emoción ajena a cada uno, algo que se había vuelto una emoción compartida por ambos como un solo individuo.

2 de diciembre de 2022. Hasta ese momento cada vez que veía católicos predicar su religión me reía de ellos. Después de todo, sabía que después la muerte no hay un cielo o un infierno; permaneces en la tierra por la eternidad. Un día escucho un católico predicando. Según el, en la biblia nunca se explica el cómo es el infierno, el castigo divino se mantiene un misterio. Me cuestiono ¿Esta nueva vida es acaso un castigo por los pecados que cometí vivo? Desde ese momento no hay día en donde no me arrepienta profundamente de lo que viví, y no hay día en donde no me acerque a la religión (escucho atentamente cada sermón que pueda) sin resultado ¿Acaso mis intentos son fundamentalmente egoístas? ¿Estoy condenado a no tener perdón?

31 de diciembre de 2022. Veo desde lejos a la gente festejar el final de un año, observo atentamente que es el nuevo año para cada uno. Cada uno lo interpreta de forma distinta. Significa cambios, nuevas oportunidades, ganas resurgidas para hacer el próximo año mejor. A pesar de elementos en común, cada uno es particular a su manera. Temo que esos sentimientos sean vacíos y desaparezcan con el tiempo, rezo en el fondo estar equivocado.

1 de enero de 2023. Festejo junto a todos.

28 de enero de 2023. Es el aniversario de mi muerte. Intento recordar el primer día de la vida posterior a la muerte. Todavía no existía, era capaz de observar la existencia, pero no me había separado de ella. Vivía sin vivir. No sentía nada, ni bueno ni malo. Solo existía. El siguiente día me separé de todo y me volví único ¿Fue acaso mi deseo el volverme un individuo? ¿O fue algo de lo que no tenía ningún control? Si fue mi elección el volverme uno, me arrepiento. No porque odie como estoy viviendo, de hecho, lo estoy disfrutando. Pero se lo que me depara, una vida eterna no puede terminar bien. ¿Cuántos pensamientos me quedan antes de acabarlos a todos? ¿Cuántos sentimientos habrán de aquí hasta acabar a cada uno? Temo todos los días que este sea el día en donde no disfrute nada más de lo que me queda y vivir la eternidad restante odiándolo todo. Me veo en el espejo y no sé a quién veo.

5 de mayo de 2025. Estoy caminando por un parque que recuerdo de mi vida. Es de noche. Veo la gente pasar. Recuerdo el sentimiento irracional de que otras personas me estuvieran observando en las caminatas a estas horas. Lo vuelvo a sentir. Me siento corpóreo de vuelta. Recuerdo el sentimiento a estas de la noche al ver gente pasar. Sentía una enorme curiosidad de que vida tenía cada uno de ellos. Me nacía en ese momento pararlos y empezar a hablarles y, sin embargo, la ansiedad social me evitaba hacer cualquier movimiento. Ahora puedo ir y observarlos sin miedo, quedarme en sus vidas y conocerlos profundamente. La curiosidad sigue existiendo, pero en este momento soy feliz siendo otra persona más en esta ciudad.

3 de noviembre de 2029. Conozco una chica. Se llama Jessica. Tiene un noviazgo con un chico. Soy capaz de experimentar el primer amor una nueva vez. Me hacen felices. Hay discusiones, hay peleas. Pero sé que los dos están bien y los dos se aman el uno al otro.

12 de enero de 2029. De un día para el otro, Jessica escapa. No entiendo. Su novio duerme en su cama y Jessica se levantó intentando no despertarlo. Se fue hacia un aeropuerto. Compro un pasaje y se alejó. La vi alejarse y no la entendí. Todo estaba tan bien. Desde ese momento, nunca más fui a ver a Jessica. No la entiendo y me deprime no poder entenderla. Tal vez si me hubiera quedado le hubiera dicho a alguien o tal vez no. No merecía la pena. Lo único que quería es preguntarle el por qué, pero nunca voy poder hacerlo.

15 de mayo de 2035. Viajo a la casa de mi infancia. Tengo recuerdos, pero ninguno especifico. Veo a mi madre, envejeció con el tiempo. Tiene una foto mía, pero me da miedo que no me recuerde. Voy a mi vieja habitación. Lo único que queda de mi infancia son las grietas en las paredes. Recuerdo algunas con enorme detalle. Una dibujaba la forma de un feto, siempre la veía cuando miraba al techo y pensaba. Nunca pensé sobre esa grieta de forma activa, siempre estuvo de fondo acompañando mis pensamientos.

16 de mayo de 2035. Voy a mi vieja escuela. Todo el diseño es nuevo, pero no importa. Tengo recuerdos que no puedo explicar en mi memoria. No sobre hechos en específico, sino sobre sentimientos que no puedo explicar. Me quedo todo el día viendo a los niños. Me hacen acordar a mi infancia. Recuerdo soñar despierto en la escuela y tener la fantasía de que mi yo adulto viaje al pasado y le de todo lo que sabe a mi yo del pasado ¿Qué hubiera hecho yo si hubiera sabido todo lo que paso desde entonces? Toca el timbre y acompaño a los niños a volver a su casa.

28 de enero de 2042. Otro aniversario pasa.

18 de junio de 2050. Escucho una conversación pasar. Hablan de Jessica. Aun la recuerdo. Intentan explicar el porque hizo lo que hizo. En los momentos en donde hablo conmigo mismo, siempre intento teorizar por qué Jessica se fue. Me da rabia pensar que la información que tienen es igual a la que yo tengo.

-Tal vez se fue porque era una psicopatía y le gustaba que el novio sufriera por su abandono- siguió la conversación. Jessica se vuelve cada vez peor en mis recuerdos.

31 de enero de 2054. Muere mi mama.

19 de agosto de 2054. Me volví mejor pasando el tiempo. Antes días aburridos eran una tortura. Ahora puedo pasar una gran cantidad de tiempo sin nada que me estimule sin problemas. Aun así, por más rápido que pase el tiempo, infinito va a seguir siendo infinito; el tiempo total que tengo que sufrir esto se mantiene intocable por más rápido que pasen los días.

22 de marzo de 2055. Observo un compositor amateur creando una pieza musical. La pieza no tiene nada en especial y numerosos problemas técnicos, sin embargo, el disfruta haciéndola. Lo envidio profundamente. Después de todo este tiempo, me volví un maestro de cualquier técnica de arte conocida. Vi millones de obras nacer y terminar, fui testigo del proceso creativo de cada una de ellas. Y, sin embargo, no puedo hacer nada con ese conocimiento. Solo me bastaría un instrumento y una hoja para anotar notas, o un pincel y un lienzo, o una página en blanco, para poder crear, para hacer algo que perdure. Ni siquiera pido que exista un lector el cual mi arte pueda atravesar. Me conformo con solo crear. Sin embargo, ni siquiera eso puedo. Cada historia o idea que mi cerebro maquina está condenada a morir en mí. Veo todo lo que creo y puedo crear desapareciendo lentamente en mis recuerdos.

3 de mayo de 2057. Lucia habla de mi en una conversación pasajera. Habla de nuestra relación de forma distante; una vieja relación que ya no le importa, yo como un viejo novio que tuvo en algún momento. No puedo dejar de pensar en eso.

28 de enero de 2060. Otro aniversario pasa. Me veo al espejo y solo puedo ver una silueta.

16 de marzo de 2060. Me cansaron las personas. Son todas iguales. Los mismos patrones, los mismos tipos, los mismos sentimientos. No hay nada ya que no haya conocido, vi desamores, vi accidentes que arruinaron vidas, vi gente redimirse de las acciones más atroces. Todo lo que puedo ver ahora son repeticiones de lo que ya vi en otro momento.

1 de junio de 2060. Muere Lucia.

3 de noviembre de 2064. Conozco una mujer experimentando el amor por primera vez. No sé porque, pero todo lo siente ya lo recuerdo, no sé de quien en específico lo viví, pero no hay nada nuevo que esa mujer me pueda ofrecer.

18 de mayo de 2070. Todas las personas que conocí en vida están muertas, el mundo en el que vivo es irreconocible del que me vio morir. La recuerdo a ella, Sofia, lo que me pudo ofrecer. No recuerdo nada de ella, nada especifico que hubiéramos hecho, solo recuerdo el sentimiento que tenía al estar acostado junto a ella. Fue el amor de mi vida y ahora está muerta mientras que yo estoy condenado a vagar eternamente en este mundo. Rezo que ella no hubiera sido estúpida como yo, que no se separe del mundo, que no vuelva a gozar (pero a su vez vuelva a sufrir) como si de estar vivo se refiere. Si yo tengo que estar condenado a esto que así sea mientras que el resto sea libre, mientras que Sofia sea libre.

30 de enero de 2070. A partir de este día deje de pensar.

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