domingo, 29 de mayo de 2022

Coda

Coda

 

Oh Dios que tan equivocado estuve y que error tan estúpido estuve por cometer. Tan cerca estuve, a unos pasos de liberar el virus, y ahora no estaría en un restaurante tomando un café y escuchando una hermosa melodía, sino que estaría luchando para comer. El presionar de un botón de un ser tan complicado y multifacético como yo y hubiera condenado a la humanidad, y mucho peor, condenarla por un error, una equivocación, un malentendido. Pero aquí y en el ahora, con este café y estos tostados, con un hermoso piano de fondo; soy capaz de verlo todo con mayor claridad, darme cuenta de mi error y volver al buen camino. Por más que me escuche arrepentido, lo cierto es que no hay tal sentimiento en mí. No siento arrepentimiento ni cualquier otro sentimiento negativo; solo veo mi error pasado y me rio de mí. Al contrario de llorar por un pasado intocable, estoy feliz de no haber concretado nada y estoy feliz de haber llegado al ahora. Sé que eventualmente va a acabar, que voy a volver a mi casa y va a volver la rutina y aquellos problemas que no me afectan ahora me van a perseguir, pero voy a seguir enfrentándolos si eso significa que tenga otras oportunidades de sentirme como hoy.

No me culpo por haber pensado de la manera que lo hizo, sin duda es lógica, pero en su ejecución es terriblemente hipócrita. Cuando trabajé por el virus, cuando pretendí saber que hacia lo correcto y estaba luchando porque aquello se hiciera realidad, fui feliz. Todo mi plan estaba basado en que aquella contingencia no ocurriese, pero aun así seguía ahí. Pasaba por mis ojos y la evitaba y me convencía de que mis ojos no veían más que miseria y sufrimiento. Me convencía pensando en las dudas y el dolor que todo lo que estaba haciendo me traía y que iba a traer al resto de humanidad, ignoraba que a pesar de aquel dolor seguía trabajando en eso porque el pensar en ayudar a la humanidad me hacía sentir una felicidad indescriptible e inefable, porque hacer lo correcto llenaba mi corazón de emoción. No solo eso; el sufrimiento y trabajo que mi empresa requería me hacía sentir feliz, cada noche ignorando las dudas me sentía bien por avanzar en algo que consideraba bueno; y en vez de abrazar esos sentimientos los ignoraba. Me convencí a mí mismo que lo único que existía era el dolor.

Aun así, aquella felicidad no se compara a lo que siento ahora; esa fue constante y concreta, una felicidad subyacente a mi vida que existía casi físicamente en mi mente como un mueble en mi habitación; esta al contrario es momentánea, fantasmagórica incluso. Una vez termine será imposible para mí de comprobarla fuera de mis recuerdos. Pero a pesar de su momentaneidad es infinitamente mayor a cualquier otra de maneras que son imposibles para mí de describir ¿Cómo se describe un sentimiento de todas formas? Cada vez que veo a alguien intentar describir un sentimiento recurre a sus causas; pero limitar a un sentimiento a una causa es falaz y esta felicidad es un ejemplo del porqué, este sentimiento lo encontré solo por casualidad, vine a comer un tostado y un café y una hermosa melodía empezó a sonar y ahí me di cuenta que era feliz, me sentía calmo de una forma que en ningún otro momento que recuerde me haya sentido. No hay nada especial en mi café o en mis tostados ya que comí cientos de comidas similares e incluso si la música es bella no tiene nada de especial comparado con la infinitud de canciones existentes; no se puede limitar este sentimiento solo por un par de elementos casuales. E incluso si realmente la hubiera causado, la felicidad que siento supera aquellos elementos; es imposible que la contengan verdaderamente, no se puede reducir esta felicidad infinita a sus limitadas causas finitas. Aunque me vea limitado por el lenguaje para definir esta euforia espero que se hagan una idea, y es que esta euforia hace que la vida merezca la pena y lo dice alguien convencido hace unos minutos que la vida debía terminar porque no había nada que justifique todo el sufrimiento que se experimenta en ella. Todos esos problemas merecen la pena si puedo sentirme así ahora.

Esta felicidad es parecida a la muerte en cierto sentido; hace unos minutos hubiera dicho que cualquier argumento que veamos para rechazar la muerte palidece. Un muerto no le tiene miedo a la muerte, ni tampoco siente la obligación de vivir por cualquier otro motivo o incluso ganas de ser feliz. Esas razones para estar vivo solo funcionan antes de morir, pero desaparecen una vez ahí. Algo parecido pasa con la felicidad que siento ahora; puedo llorar todo lo que quiera sobre los problemas de estar vivo, pero una vez llegue a mi estado actual todo eso desaparece. Mis problemas pasan por mi mente y se sienten nimiedades y estupideces. Cosas absurdas por la que no me deberían preocupar. Y todo mi sufrimiento se siente justificado por vivir el ahora. Este sentimiento me dejo verme de un modo que nunca había considerado antes, me abrió los ojos a verdades que evitaba porque ya me había convencido de hacer lo que había considerado correcto.

Voy a llegar a casa y destruir todo mi trabajo de todos estos años y sin sentimiento alguno de perdida, sino feliz de haber evitado un enorme error. Tal vez eso llegué después o incluso arrepentimiento de lo que hice, pero no me importa ahora. Y un mensaje ultimo para la humanidad que prometí destruir: ¡Seguid viviendo! No hay otra forma de ser feliz.

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